El contenido de esta obra es una enseñanza que ha perdurado a través del tiempo, porque está basado en principios. Esta novela enfoca con claridad meridiana los principios intelectuales, sociales, morales y espirituales. Existe una virtud que se destaca a través del libro y que el ser humano necesita alimentar con frecuencia: la persistencia. Pero no una persistencia cualquiera, sino la que va equipada de propósitos nobles, y que está basada en la transparencia y la armonía.
Las escenas que se desarrollaron en esta narración se dieron en un ambiente con dos polos opuestos entre sí. Por un lado, aparece Hothor, conocida también como Hethert (diosa de la fiesta y la danza), de la mano de Baco (dios del vino y la embriaguez), invitando a la juventud y, aun a los adultos, a pasar lindos momentos, en las fiestas danzantes, con el estímulo del alcohol. Aunque el resultado fuera como la espuma, como era de esperarse, la juventud atendió el llamado por tropel. Por otro lado, por medio del vehículo de la política, hizo su aparición Ares, Marte (el dios de la guerra), con su arma, protegido de su escudo y casco, invitando a la guerra. Según la mitología grecorromana, su palacio es de bronce, adornado de cadáveres y está ubicado en la cumbre del Monte Olimpo (3.000 metros de altura). El ser infernal llegó acompañado de su sequito: Deimos (el terror), Eride (creadora de discordia), Enio (la destructora de ciudades), Fobos (el que causa pánico o miedo) y las Keres (las diosas de la muerte). Curiosamente, la muerte como producto fue vendida como pan caliente, todos atendieron al llamado del dios oscuro y comenzó la guerra, protagonizada por la juventud, que dejó a miles de familias enlutadas.
Además de la lucha de la guerra, la novela describe otros dos bandos que rivalizan en otra batalla campal, al estilo de Demetrio el gladiador, cuando se enfrentó a las fieras en el gran Coliseo romano, ante la presencia del emperador. Aunque esta lucha es aun más destructiva. En un bando, salen a escena dos mujeres, como alas de murciélagos, que vuelan tras la presa, lanzando dagas, como digna representación de la silueta infernal de la película Jeepers Crespers 2, mientras exhiben sus garras, como leonas, y su lengua, como serpiente cascabel.