Novela romántica y amor a primera vista

AMOR A PRIMERA VISTA

El instructor Jorge dio las últimas orientaciones de baile al joven Anthony. El joven se sentía contentísimo, porque había completado el curso y porque venía de regreso a su comunidad. En su lugar, se reuniría con sus amigos, que lo esperaban con ansias, porque era su líder y porque tenía el compromiso de instruirles sobre lo que había aprendido.

Por otro lado, Antonella terminó su año lectivo de estudio y también completó un curso de baile en una escuela de la capital. Muy emocionada, alistó su equipaje para regresar de vacaciones a su lugar. Ella se reuniría con sus amigas, las entrenaría para participar en las competencias de baile.

Al regresar de la capital, Anthony tuvo una reunión con los miembros principales de su grupo, lo que ellos consideraban el directorio: Mark, Humbert y Michael. Adam se encontraba en la Ciudad Universitaria.

–Hola, ¿cómo están? –preguntó Anthony.

–Bien, muy bien –contestaron los muchachos.

–Y a ti, ¿cómo te fue en la capital? –preguntó Michael.

–Completé el curso en la escuela de danza, y estoy listo para entrenarlos, a fin de que nos destaquemos en las competencias de los shows de baile.

–¿Cuál sería el lugar indicado para este fin, Anthony? –preguntó Mark.

–¿Qué les parece que vayamos al Manguito? Hacemos una fogata, llevamos la grabadora, y a la acción se ha dicho.

–Estamos de acuerdo –contestaron los muchachos.

–¿Cuándo sería la práctica Anthony? –preguntó Humbert.

–Si están de acuerdo, nos podríamos reunir mañana a la siete de la noche.

Okay, perfecto –dijeron los demás.

–Ustedes se encargan de avisarles a los demás muchachos, yo iré a León a traer a Adam –afirmó Anthony.

Okay. Nos vemos mañana.

Luego de esa conversación, los amigos se despidieron.

Al día siguiente, Antonella regresó de la capital y se reunió con el directorio de su grupo: Valezka, Patty, Hellen y Marling.

–Hola, muchachas, ¿cómo están?

–Al cien –respondieron–. Y a ti, ¿cómo te fue? –preguntaron luego las muchachas.

–Completé un curso de baile en la escuela de danza, y si ustedes desean, podemos practicar algunos pasos que he aprendido.

–Fantástico –respondió Valezka–, es tiempo que nos destaquemos en la exhibición de baile.

–Eso es lo que necesitamos –confirmaron las demás, emocionadísimas.

–¿Cuándo y dónde nos vamos a reunir para entrenar? –preguntó Marling.

–Pienso que el lugar más indicado es en el traspatio de la casa de Hellen, bajo el árbol de mango. Hacemos una fogata, le compramos batería a la grabadora, y a bailar se ha dicho –planteó Antonella.

–Si las demás están de acuerdo, mi casa está a la orden –consintió Hellen.

–Perfecto, estamos de acuerdo. Dijeron las demás.

Okay. Sólo falta avisarles a las demás, y nos vemos mañana –sugirió Antonella

Okay. Nos vemos mañana –dijeron las demás.

Iluminado por una hermosa fogata, Anthony les enseñó los pasos de varias canciones, entre ellas, Summer Nights (Noches de Verano), interpretada por John Travolta y Olivia Niwton John. El simulacro fue divertido y con buenos resultados. Al concluir, Anthony les dijo:

–Estuvo excelente, muchachos. Estamos listos para la próxima competencia.

–Gracias, Anthony, estuvo muy bien –reconocieron los muchachos.

–Ustedes saben: “somos todo terreno”, me alegra mucho que estén satisfechos. Oye, ¿sé dieron cuenta de que van a inaugurar un nuevo zoológico en la Ciudad Universitaria? –preguntó Anthony.

–Sí, esa es la noticia del día –expresó Mark.

–Hasta en radio Visión Cristiana lo están anunciando –agregó Humbert.

–Eso va a estar buenísimo –afirmó Michael.

–Qué les parece si vamos, muchachos –consultó Anthony–, a mí me fascina ver las diferentes especies de animales –agregó.

–Y quién te oye. Vamos –consintió Mark.

–Démoslo por hecho –dijeron los demás.

Okay. Así quedamos –concluyó Anthony.

–¿Pelotón o distribución de grupos? –preguntó Humbert.

–Distribución de grupos. Puede que lleguen otras plebes, y no es conveniente que nos vean juntos, para no causar trifulcas –orientó Anthony.

Okay. Estamos de acuerdo –dijeron los demás y se despidieron.

Con el esplendor de una fogata teatral, Antonella se reunió con sus amigas, para impartirles la clase de baile. Les enseñó los pasos de las canciones más populares de la época. El aprendizaje estuvo ameno y muy fructífero. Al concluir, Antonella les dijo:

–Fantástico, muchachas, estuvieron al cien. Estamos listas para demostraciones en cualquier competencia de baile.

–Muchísimas gracias, Antonella, estuviste fenomenal como instructora; estoy emocionada y lista para competir –agradeció Hellen.

–Así te vi, parece que tienes un don natural en este arte. Cuando yo esté ausente, tú serás la instructora, okay.

–Gracias, Antonella. Estoy a la orden –se dispuso Hellen.

Okay, Antonella, estamos lista para accionar –expresaron las demás.

–¡Cuánta alegría me da verlas felices!

–Te queremos mucho –dijeron las demás.

–Oí decir que van a inaugurar un nuevo zoológico en la Ciudad Metropolitana. ¿Qué saben ustedes al respecto? –preguntó Antonella.

–¡Oh sí! Es el comentario en toda la ciudad y sus municipios –confirmó Valezka.

–Eso va a estar buenísimo. La mayoría de las personas están entusiasmadas por asistir al evento. Desafortunadamente, yo no podré ir, porque voy a cumplir un compromiso de estudio a la capital –planteó Hellen.

–Qué lástima, nos vas a hacer mucha falta. Pero debes cumplir con tus compromisos educativos –comentó Antonella–. ¿Y las demás, qué dicen? –preguntó Antonella

–Ya deberíamos estar allá, para luego es tarde –dijeron las demás.

La noticia de la inauguración del zoológico fue un impacto. La gente llegó a tropel de la ciudad y sus comunidades. En el zoológico había un parque de diversión. Allí instalaron los juegos mecánicos, que alegraron el ambiente. Las secciones de las diferentes especies de animales estaban bien estructuradas, con sus respectivos miradores. Asimismo, la asistencia de jóvenes de ambos sexos fue numerosa.

Al llegar, los muchachos se distribuyeron. Anthony, Mark, Humbert y Michael andaban juntos. Adam tuvo que salir del parque a cumplir con un compromiso de estudio.

Las muchachas también se distribuyeron sin planearlo. Antonella, Valezka, Patty y Marling andaban juntas.

Anthony y sus amigos se divirtieron mucho haciendo el recorrido, y luego se sentaron en un escaño a descansar. Al poco tiempo, observaron a cuatro jovencitas muy bellas, que se divertían entre ellas. Las muchachas, sin darse cuenta de que las estaban observando, se sentaron en un escaño, frente a los muchachos, a unos diez metros.

Los muchachos admiraron la belleza de las chamacas, y entre bromas y risas, cada quien escogió a su Eva. Las muchachas captaron la intención de los muchachos, y entre miradas y risas, cada quien escogió a su Adán, y su elección coincidió con la de los muchachos. Amor a primera vista.

Después, Anthony y sus amigos continuaron caminando. Antonella y sus amigas también lo hicieron, pero ambos grupos se encontraron en varias ocasiones, y se coqueteaban con sonrisas y miradas. Por último, los muchachos no soportaron la tentación y la saludaron. Apenas pudieron presentarse, porque había llegado el momento de salir, y cada quien tenía que buscar a los suyos para regresar a sus hogares.

Al día siguiente, Anthony se reunió con Mark, Humbert y Michael, para comentar del paseo.

–Muchachos, ¿cómo sintieron el paseo? –preguntó Anthony.

–Bien, muy bien –contestó Mark.

–Yo también lo pasé en grande –agregó Michael.

–Y tú, Humbert, ¿cómo te sentiste? –preguntó Anthony.

–Fenomenal, a lo grande.

–Vi entusiasmado a Mark con Valezka. Con la mirada le decía, como dijo alguien: “Cuando se ama en silencio, las miradas son las palabras, y la mía te dice: te quiero”. Y creo que Valezka se acordó del proverbio árabe, que dice: “Quien no comprende una mirada, tampoco comprenderá una larga explicación”. De inmediato, captó la mirada de Mark, y le correspondió, e hizo realidad lo que dijo alguien: “El amor a primera vista no existe, hasta que se siente su mirada” –comentó Anthony, entre risas.

–Oh, sí, yo capté lo mismo. Creo que pronto ese compromiso se va a concretar –aseveró Michael.

–Mark está tomando muy en serio lo que dijo el ensayista estadounidense Hubbard Elbert: “Triste puedo estar solo: para estar alegre, necesito compañía”, y según lo que percibí, está por lograrlo –comentó Humbert.

–Por allí vamos –dijo Mark–, “La esperanza es el sueño del hombre despierto”, expresó Sócrates, en cierta ocasión.

–Pero Michael no se quedó atrás –declaró Humbert–, se fijaron cómo coqueteaba con Patty. Con su mirada hizo lo que dice el novelista francés Tristán Bernard: “El primer beso no se da con la boca, sino con la mirada”. Patty le correspondió con risitas continuas.

–Oh, sí –aseveró Anthony–, observé esas miradas y esas risitas.

–Veremos qué se hace –reflexionó Michael–. “La esperanza es un árbol en flor, que se balancea dulcemente al soplo de las ilusiones” –dijo la escritora española Catalina Severo.

–Humbert cree que no nos percatamos de cómo galanteaba a Marling. Miraditas pícaras y risitas de enamorados se cruzaban entre ellos, para darle vigencia al pensamiento que alguien expresó: “Dos miradas que se cruzan en silencio, son el beso de dos almas que se besan” –aseveró Mark, entre risas.

–Voy por la conquista –confirmó Humbert–, “La posibilidad de lograr un sueño es lo que hace que la vida sea interesante” –dijo, acertadamente, el escritor brasilero Pablo Coelho.

–Anthony no ha parado de reír –señaló Michael–, pero ese coqueteo que se tenía con Antonella, se percibía a la distancia. Se miraban con delicadeza y la expresión de sus ojos expresaba: “He encontrado el amor de mi vida”. Es más, cuando se saludaron, los dos lo hicieron con voz entrecortada del nervio.

–Oh, sí –dijo Mark–, notaron cómo temblaba Anthony de nervio y emoción.

–Oh, sí, nos percatamos. Eso va sobre rieles –dijo Humbert.

–“Nunca se da tanto como cuando se da esperanza”, dijo Anatole France, escritor francés. Eso es lo que están haciendo ustedes y les agradezco. “El hombre tiene ilusiones, como el pájaro alas. Eso es lo que lo sostiene”, dijo el científico francés Blaice Pascal. Sin embargo, alguien dijo: “La ilusión vale cuando la realidad la toma de la mano”. Así es que veremos qué pasa –concluyó Anthony.

En tanto Valezka, Patty y Marling ese mismo día visitaron a Antonella, para comentar del paseo.

–Muchachas, ¿cómo se sintieron en el paseo?

–Muy bien, creo que la pasamos a lo grande –dijo Valezka.

–Yo también me sentí estupenda. Fue una experiencia inolvidable. Sobre todo, los nuevos camaradas que conocimos –expresó, entusiasmada, Marling.

–Los nuevos amigos –replicó Patty–, el nuevo pretendiente, dirás. Piensas que nadie los vio cuando se estaban haciendo ojitos.

–Quien habla delata y quien calla otorga. ¿Qué se observó en Mark y Valezka? ¿Qué captaron en Michael y Patty? Miradas dulces y risitas de enamorados –comentó Antonella, entre risas.

–Oh, sí –dijo Patty–, nadie vio a Antonella cuando cambió de color, y nadie oyó que la voz le salió entrecortada del nervio, cuando se saludó con Anthony.

–Bueno, muchachas –comentó Antonella–, ya no hay nada que ocultar. “El amor y la tos no pueden ocultarse”, dice un proverbio italiano. Todas estamos en el mismo juego. A encandilar se ha dicho, antes de que sea demasiado tarde. Recuerden lo que dijo el filósofo y escritor español Ramón Llull: “El amor nace del recuerdo, vive de la inteligencia y muere por el olvido”. Debemos ser inteligentes –concluyó Antonella.

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