Novela Romántica e Intrepidez que Conquista el Corazón

En Puntarenas, Anthony visitó a Mark y le preguntó:

–¿Qué pasó con Michael, que no se encuentra?

–Fue con Humbert a la Ciudad Universitaria a realizar algunas diligencias.

–¿Qué te parece si vamos a la tienda que está cerca de donde viven Antonieta, Valezka y Patty? Ellas suelen ir a esa tienda, quizás podamos platicar con ellas –sugirió Anthony.

–Me parece fantástico. Con gusto te acompaño, man.

En esa tarde, doña Ena le dijo a Antonella:

–Debo ir a comprar a la tienda. ¿Me acompañas?

–Sí, mami, con mucho gusto.

Okay, alístate, para que nos vayamos.

Mientras iban de camino, Mark le preguntó a Anthony:

–¿Qué has decidido en relación al colegio? ¿Vas a graduarte aquí o en la Ciudad Universitaria?

–He decidido quedarme aquí. Antonella piensa lo mismo. Necesito cultivar esa relación, porque tengo buena intención. Siento que mi corazón se apega cada día más a ella. La verdad es que la quiero.

–Estamos iguales. Yo pienso lo mismo de Valezka. Michael y Humbert están por el mismo camino. Sin duda que vamos a pasar a lo grande en el colegio –aseguró Mark.

–Eso espero, Mark, aunque quizás voy a tener mis dificultades económicas, porque en la Ciudad Metropolitana estudiaba y trabajaba. Aquí no se puede hacer lo mismo. La recesión económica está castigando este lugar, por el aire de guerra que se respira.

–Aunque con dificultades, pero se pasa. Vamos a salir adelante –animó Mark.

–Gracias, Mark –agradeció Anthony.

–Bueno, llegamos a la tienda, y a esperar se ha dicho –irrumpió Mark.

Al poco tiempo, para sorpresa de ellos, Antonella y doña Ena llegaron a la tienda, pero antes de llegar, tenían que pasar por donde estaban Anthony y Mark. Lo saludaron y entraron a la tienda. Mark le preguntó a Anthony:

–¿Qué vas hacer? ¿La vas acompañar cuando regrese?

–No –contestó Anthony–, sigo creyendo que a su mami no le caí bien.

–Pero no estás seguro –replicó Mark–, debes arriesgarte.

–Está bien, esperemos a que salgan de la tienda, a ver qué sucede –sugirió Anthony, un poco nervioso.

Antonella y su mami salieron de la tienda y se dirigieron a su hogar. Al pasar por donde estaban Anthony y Mark, le dijeron: “Adiós, nos vemos”. Antonieta, inteligentemente, esperó a que su mami se adelantara un poco, y le hizo señal a Anthony a escondidas de su mami, para que la siguiera. Mark, reaccionó y animó a su amigo.

–Anthony, sigue a la muchacha, te está llamando.

Anthony se quedó estático del nervio, pero con la insistencia de su amigo, reaccionó lentamente. De pronto, se llenó de valor y siguió decididamente a su pretendida. Cuando la alcanzó, Antonella permitió que su mami se adelantara un poco, agarró de la mano derecha a su amado y le dio un beso en la boca. Anthony se sonrojó, pero, a la vez, se emocionó, porque fue su primer beso.

–¿Por qué no querías venir? –preguntó Antonella.

–Por temor a tu mami, la expresión de su mirada y el gesto de su cara me indican que no caigo bien. ¿Qué te ha dicho de mí? Quiero que me respondas con honestidad. No me voy a molestar, aceptaré la realidad.

–Ella no te tiene confianza, porque no te conoce bien, pero a medida que te vaya conociendo, esto va a mejorar. No te preocupes por eso. Te quiero y vamos a luchar por esta relación.

–Yo también te quiero más cada día. Te extraño mucho cuando no te veo y deseo luchar por esta relación. Pero, ¿qué podemos hacer en el caso de tu mami? ¿Esperar un poco o dialogar con ella al respecto?

–El sábado por la tarde nos invitaron a la celebración de una piñata. Vamos a ir con mami y mis amigas vecinas: Valezka y Patty. Si gustas, ven a casa con Mark y Michael, para presentarte formalmente con mami y mi abuelita. Después, saldremos al convivio que está cerca de la casa.

–Oh, me parece fantástica la idea. Nos vemos el sábado en tu casa, Dios mediante, en las primeras horas de la tarde.

Okay, te espero. Bueno, llegamos, ésta es mi casa –concluyó Antonella.

Anthony se despidió de Antonella con un beso y de doña Ena con un saludo afectuoso, que no fue correspondido. Regresó donde su amigo, que lo esperaba con ansias para saber los resultados. Cuando regresó, comenzó el interrogatorio:

–¿Qué pasó? ¿Cómo te fue?

–Muy bien con ella, pero con su mami no progreso –respondió Anthony.

–Oh, qué lástima. ¿Y en qué quedaron?

–Antonella manda a invitar a Michael y a ti, para que vayamos a su casa el sábado temprano en la tarde. Allí nos espera con Valezka y Patty, luego saldremos a la celebración de una piñata.

–Bravo, qué arriesgada –elogió Mark–. ¿Con qué finalidad hará esto?

–Quiere presentarnos a la familia. Parece que su abuelita tiene mucha influencia, y quiere que me conozca.

–Qué bueno, Michael se va alegrar mucho con la noticia –expresó Mark.

Okay, nos vemos el sábado.

Luego de esta conversación, los amigos se despidieron.

En tanto, Antonieta recibió un llamado de atención de su mami y abuelita.

–Qué bien, te vi animadísima, a la par de ese vago –manifestó doña Ena.

–¿Qué sucede? ¿Qué traen entre ustedes? –interrogó la abuelita.

–Que su nieta venía en grande con ese perillán llamado Anthony. Se despidieron con un beso, y no con beso de amigo.

–Quizás Antonella no quiso azarearlo, hija –replicó la abuelita.

–No, mamá, tengo una sospecha profunda, y casi me atrevo a asegurar que fue ella la que lo llamó.

–¿Es cierto, Antonieta? –preguntó la abuelita.

–No sé por qué mami dice eso –replicó Antonella.

–Yo fui joven, y entiendo las estrategias que usan a esa edad para conquistar. Cuando nos despedimos de esos pillos, tú permitiste que yo me adelantara, y al poco tiempo él venía a tu lado. La lógica indica que tú le hiciste señal para que te siguiera, porque él no se veía con la intención de seguirte –acusó doña Ena.

–Me gustaría conocerlo, para analizarlo y crear mi propio criterio –expresó la abuelita.

–Yo pienso lo mismo, y Anthony también. Por esa razón, lo invité a él y sus amigos vecinos para que vengan a casa, para presentárselos formalmente y después ir al convivio –planteó Antonieta.

–¡Qué!, todavía te atreviste a invitar a esos granujas. Esto es inconcebible, no puedo recibirlos –contradijo doña Ena.

–Mami, por qué insistes en que los muchachos son vagos y pícaros. No se puede dar un veredicto, sin antes conocerlos bien.

–Su cara y sus actitudes lo dicen todo. También he escuchado rumores de que no son buenas fichas. Estoy investigando –sentenció doña Ena.

–¿Quiénes son y por qué invitaste a los amigos de tu pretendiente? –preguntó la abuelita.

–Es Mark y Michael. Ellos son pretendientes de Valezka y Patty –contestó Antonella.

–De seguro que cuando ellos vengan, Valezka y Patty van a estar aquí –afirmó doña Ena.

–Sí, mami, así es –confirmó Antonella.

–¡Hasta dónde ha llegado su nieta, mamá!, a convertir este lugar como parque de citas amorosas –acusó doña Ena, enfadada.

–Bueno, terminemos esto ya –ordenó la abuelita–. Para evitar roces emocionales, que vengan los muchachos, y yo voy a dar el veredicto final al respecto. Particularmente, del pretendiente de mi nieta –concluyó.

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