Novela romántica y el desafío

En la fiesta todo estaba ordenado. La pista de baile, la decoración y la música. Anthony, entusiasmado, le dijo a Mark:

–Qué lindo ambiente. Todo está estupendo, desde la quinceañera hasta la decoración.

–Oh sí –dijeron los demás–, esto está al cien.

–Me alegro de que se sientan bien –contestó Mark.

–Vean quiénes están entrando –señaló Humbert.

–Antonella, sus amigas y una señora –expresó Anthony, entusiasmado.

–Esto se puso bueno –dijo Michael.

–¿Quién será esa señora –interrogó Anthony.

–Ojalá que sea buena onda –recalcó Humbert.

–Yo me encargaré de investigar –aseguró Mark.

Mark investigó, y resultó que la señora era la mamá de Antonella. Anthony sintió una punzada en el corazón, al saber que la señora era la mamá de su pretendida, pero no dijo nada. Llegó el momento en que la quinceañera hizo su entrada a la pista de baile y realizó su recorrido, al son de la música de entrada. Saludos, felicitaciones y mucha alegría llenaban el ambiente. Al poco tiempo, dio inicio el baile. Antonieta y sus amigas eran muy populares, y por ende, tenían varios pretendientes. En ese momento sonó la música y se dio por iniciado el baile.

–Muchachos, ha llegado la hora de la verdad –observó Anthony–, pero no me arriesgo a pasar la prueba.

–¿Por qué? –preguntó Michael.

–No sé qué actitud va tomar la mamá de Antonella.

–Arriesgándose se sabe –dijo Mark–, yo me voy a arriesgar.

Esperó el momento adecuado, fue a invitar a Valezka a bailar y consiguió su propósito. Los muchachos, al ver que Mark tuvo éxito, se arriesgaron y vencieron la competencia también. Anthony todavía no se arriesgaba, y Antonella no aceptó invitación de nadie y se veía inquieta. Antonella observaba que sus amigos estaban disfrutando y miraba de reojo a Anthony de vez en cuando. El joven estaba frío de nervio y sin saber qué hacer. Por último, con mucha dificultad, tomó la decisión de invitarla a bailar. Cuando sonó la siguiente canción Demasiado Cielo, de Los Bee Gees. Salió, lento e indeciso, mientras Antonella lo esperaba con impaciencia. Anthony se animó cuando vio la mirada dulce y la sonrisa halagadora de la jovencita, pero sintió un hondo temor, cuando se dio cuenta de que la mamá de Antonella le tenía clavada la vista, con cara de pocos amigos. El temor fue tal, que casi se regresa, pero, por intuición, siguió adelante. La invitó a bailar, y de inmediato, Antonella aceptó la invitación. Mientras que la competencia ardía de enojo.

–Hola, Antonella, qué bueno que nos volvamos a ver. Mi corazón está entusiasmado de alborozo. Tu presencia me hace feliz.

–Gracias, Anthony, a mí también me da mucho placer estar contigo.

–Tú eres de este lugar o estás de vacaciones –preguntó el joven

–Soy de aquí, pero estuve viviendo con mis tíos en la capital, hasta hace 15 días. Pienso estar con mami y mi abuelita este año, concluir mi graduación en esta escuela y luego regresarme a la capital, para ingresar a la universidad.

–Buenas proyecciones, te felicito.

–Gracias. ¿Y tú eres de aquí o andas de vacaciones con tus amigos?

–Soy de este lugar, pero he estado viviendo en la capital y en la Ciudad Universitaria. Hace dos semanas que vine, y también pienso quedarme este año para graduarme aquí y después regresar a la Ciudad Metropolitana, para ingresar a la universidad.

–Qué bueno. ¿Y tus amigos también son de este lugar?

–Sí, ellos han permanecido más aquí. Yo he sido un poco más vago, pero siempre hemos estado unidos. Éstos son amigos de los que dice Emerson que se puede pensar en voz alta.

–Qué coincidencia, la misma experiencia: yo he estado más en la capital y mis amigas aquí, pero nos hemos visto como hermanas.

–Fantástico, eso es saludable. ¿Cuéntame de tus padres? –preguntó Anthony.

–Sólo vivo con mami y mi abuelita. Mi papá se separó de mami hace algún tiempo, y así hemos vivido.

–¿Pero tú tienes buena relación con tu papi?

–Oh, sí, muy buena. ¿Y tú qué me dices de tus padres?

–Ellos han permanecido juntos. Vivimos cerca de aquí. Somos vecino de Mark, y tenemos una casa en León, donde he residido por mis estudios.

–Oh, muy interesante –reflexionó Antonella.

–¿Tienes novio? Disculpa por ser indiscreto –se excusó Anthony.

–No, no te preocupes, está buena la pregunta. Tuve un enamorado por poco tiempo, pero no se llegó a concretar nada. Podría decir que no he tenido novio. ¿Y tú, tienes novia? –regresó Antonieta la pregunta.

–No, nunca he tenido novia –contestó.

–¿Por qué? –preguntó Antonella, admirada.

–Porque no he tenido la oportunidad de conocer a alguien especial, para establecer esa linda amistad –contestó.

–Ojalá que pronto encuentres a esa persona, pienso que te lo mereces –inculcó la doncella.

–Gracias. Estoy en espera, ojalá que sea pronto –respondió Anthony.

–Que así sea –respondió Antonella, con voz entrecortada.

–¿Existe algún inconveniente en que te acompañe a tu casa al salir de la fiesta? –preguntó Anthony.

–No, ninguno. ¿Por qué me preguntas que si hay inconveniente?

–Por la señora que estaba a tu lado. Sentí la impresión de que no me vio con agrado.

–Ella es mi mamá. Pero no te preocupes, ella es así.

Los muchachos y las muchachas bailaron durante la fiesta, hasta concluir con el show. La música que bailaron fue You Are The One I Want, de Jhon Travolta y Olivia Newton. Y se destacaron en el baile acostumbrado. Anthony y Antonella participaron en el show y fueron sobresaliente

Al atardecer concluyó la fiesta. Anthony y los demás acompañaron a las muchachas a sus hogares. Anthony creyó que era el momento oportuno para expresarle sus sentimientos a la joven.

–Antonella, pienso que éste es el momento indicado para expresarte lo que siento.

–Oh sí, está bien, te escucho –respondió entusiasmada.

–Desde que te vi en el zoológico, entraste a mi corazón. Eres muy guapa, tu mirada es suave, pero firme a la vez, tu sonrisa es cautivadora, y noto que eres sincera. Estoy enamorado de ti desde que te conocí, he venido alimentando la idea de establecer un noviazgo formal contigo, para conocernos mutuamente, y si esto funciona, nos casamos, si Dios quiere. Si me das la oportunidad, eso será mi propósito principal. Alguien dijo que el amor es el iniciador de la vida, la pasión es la que le da permanencia. Las dos cosas están en mí, y eso es lo que siento por ti. Es tanto el amor que siento por ti, que si alguna vez mi voz callase por la muerte, mi corazón te seguirá hablando.

–Oh, gracias, tú también entraste a mi corazón desde que te conocí en el zoológico. Eres muy atractivo, he notado que eres humilde, sincero y de perspectiva. Pienso que sería bueno que intentáramos esta relación de noviazgo para conocernos, y si Dios nos permite que lleguemos a las nupcias, será bienvenida –respondió, entusiasmada, Antonella.

–Gracias, mi corazón palpita de alegría, indicando que ha encontrado el amor de su vida –respondió Anthony, lleno de emoción.

–Gracias, igualmente –concluyó Antonella.

Marck y Valezca iban bien entusiasmados, al igual que Michael y Patty, Humbert y Marling, Adam y Doris, así como las demás parejas.

Los pretendientes lograron su propósito, indicado por las señales de triunfo reflejadas en su rostro.

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